viernes, 25 de febrero de 2022

No Peleéis más por nuestro Planeta. No Necesitáis Demostrar Nada. Os Amamos así como Sois. Conocemos vuestro Dolor y Sabemos la Cura

 
No Peleéis más por nuestro Planeta. No necesitáis demostrar Nada.
Os Amamos así como sois. Conocemos vuestro dolor y Sabemos la Cura

Sé por experiencia propia profesional que, las frustraciones sexuales pueden llevar a la ira, la cólera, la rabia, el rencor, etc., síntomas, todos ellos, que podemos encontrar en los “señores de la guerra”. Pero, la peor "frustración" que existe es la sentimental, la amorosa. Los desengaños amorosos dejan huellas profundas en el alma del que los padece, que si no se los sana, las cargará consigo el resto de su vida, con las consecuencias atroces para el resto de la humanidad que se ven hoy en día.

Por la misma “regla de tres”, deducimos entonces, que los “señores de la guerra” son personas "frustradas" sentimentalmente, personas que sufren por amor.

Los “señores de la guerra”, por mucho poderío que puedan aparentar, con su actitud demuestran,  que tan solo son unos niños pequeños deseosos de que los amen, de que los quieran, de que les digan lo que valen. Los “señores de la guerra”, realmente son personas pequeñitas, débiles, insignificantes, acomplejadas, sin seguridad en sí mismos ni amor propio.

No hagas más la Guerra, Ven y llora con Nosotros. Te Sanarás

Aunque no crean que las "frustraciones" amorosas siempre provengan cuando se es adulto, ni más ni menos, sino que se suelen suceder en la infancia, y son los padres, educadores, etc., de los niños sus causantes. Lo llamado comúnmente carencias afectivas son simplemente frustraciones amorosas.

Así, solo me queda por decir que los “señores de la guerra”, en vez de estarse tirando bombas o piedras, que bajen sus brazos a la altura de sus corazones y que los abran y que pidan ese amor, esos abrazos que necesitan, que desean más que nada en la vida.
Aquí estamos, también esperando con los brazos abiertos, para darles esos abrazos, cariño, amor, consideración, valoración, que sanará los corazones heridos de esos “señor… niños de la guerra”.

No pataleen más en el suelo. Nosotros os queremos. Sois buenos y aplicados. Ya sabemos que vuestras disputas y rencillas solo son vuestra manera inconsciente de pedir amor. Ya sabemos que vuestros papás no les dieron ese amor que tanto deseaban. Vengan, quítense esas máscaras que llevan puestas y lloren sobre nuestros pechos, os sanaréis y seréis felices.

Damián Alvarez



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