martes, 17 de diciembre de 2024

El Niño Interior es un Viejo Gruñón

¿Qué expresas en tu vida, tu Niño Interior o un Viejo Gruñón?
¿Te Reconoces?

Sin menospreciar a nadie, aún menos a las personas de edad avanzada, a las cuales respeto con toda mi alma. Aunque existen algunos “viejos gruñones”, la mayoría de los ancianos son personas afables y llenas de sabiduría.

A lo que vamos. Todo el mundo habla del “niño interior”, de nuestro verdadero “yo”, definiéndolo, describiéndolo, como un ser inocente de luz pura, la esencia divina en nuestro interior, quien realmente somos.

El niño interior se encuentra en nuestro Tan-tien o “Estrella del Núcleo”, esa es la sede de nuestra chispa divina de amor incondicional. En verdad, así es, pero el camino de vuelta a casa no es nada fácil.

En el proceso de la sanación (el camino de vuelta a casa, a nosotros mismos), nos encontraremos con tres viejos gruñones, tres niños heridos).

Tu Niño Interior sufre de Penas, Traumas y Frustraciones
¿Te Reconoces?

¿Han pensado alguna vez por qué nos apartamos de nosotros mismos, de nuestro niño interior, o acaso nos apartan? ¿Qué necesidad íbamos a tener nosotros de apartarnos de nosotros mismos y por qué lo hacemos?

La sociedad, la cultura, las religiones, nuestros padres, nos engañan primero a creer que las cosas deben de ser de cierta manera para que estén bien, para que nos vaya  bien en la vida, para que seamos alguien y triunfemos, y luego nos llenan de "noes", miedos y de imposibles, que no nos permiten conseguir esas cosas, ser de esas maneras, y menos aún "triunfar en la vida" para llegar a ser "alguien".

El niño educado, no en una dualidad positiva/negativa, sino, más bien, en una unidad negativa, aprende a interpretar un mundo de una manera que será cruel con él mismo.
Los traumas no existen si no nos enseñaran a sufrir traumas. Lo mismo sucede con  las penas o las frustraciones. Una educación negativa apena, traumatiza y frustra. El amor incondicional no se enseña, no se educa al niño a vivir con amor, lo único que evitaría cualquier tipo de sufrimiento.
Por no hablar de los maltratos psíquicos, sentimentales y emocionales que pueda sufrir el niño.

Entiende que tu Niño Interior se encuentra Enfermo. Sana tu Vida
¿Te Reconoces?

El viejo gruñón o "niño interior apenado" se revelará contra quien desee amarlo incondicionalmente porque lo que él creía amor lo abandonó. En este caso, el niño pudo no sentirse suficientemente amado, quizás abandonado por quién él creía que lo amaba o quizás pensó que no era digno de ser amado. Carencias afectivas tenemos todos  y todas. El niño interior herido sentimentalmente se debatirá entre el amor, el miedo, el odio, el interés, la desconfianza, los celos.

El "segundo viejo gruñón" es el niño traumatizado que se disgustó cuando lo que quizás hizo en ese momento o le sucedió era "algo malo". No estar a la altura de las circunstancias, a las expectativas de los padres, o tan solo traumatizarse porque lo han educado a ello, crea a un niño acomplejado lleno de vergüenzas, miedos, inseguridades. Este niño se compara con los demás y utilizará la vanidad, la prepotencia, el orgullo como máscaras, para aparentar quien él cree que debería de ser según la educación inculcada por sus padres. Realmente es un niño fracasado que vive buscando fealdades, fallos, errores, equivocaciones en los demás, para sentirse mejor con sigo mismo, y lo peor es que se convierte en un ser completamente egoísta.

Aún estás a Tiempo. No te conformes con ser un Viejo o Vieja Gruñona

El "tercer viejo gruñón" es un niño frustrado, y por lo tanto enfadado. Los desengaños repetidos causados por los que él creía que lo amaban, y un método que quizás le funcionó alguna vez aprovechando la debilidad de sus progenitores como pudiera ser una rabieta crean a un niño agresivo lleno de desconfianza que cuando no consigue lo que desea se vuelve agresivo. Un niño que patalea para conseguir lo que quiere.

Así pues, para llegarte a encontrar con tu niño interior deberás primero comprender a esos tres viejos gruñones, aceptarlos, sanarlos, reeducarlos, y sobre todo, amarlos incondicionalmente.
Recuerda que todos llevamos dentro un pequeño viejo gruñón.

Damián Alvarez





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