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Yo sé (por experiencia
terapéutica propia), por ejemplo, que cuando el páncreas no produce insulina tiene un
sonido seco, un sonido crujiente, como el de pisar sobre ramas secas, pero, ¿qué
sonido tienen los demás órganos internos del ser humano cuando están sanos y
equilibrados?, y ¿qué sonidos producen cuando están enfermos de una manera o de
otra?
Conociendo las
respuestas a lo anterior expuesto, podríamos, con alguna técnica sencilla, diagnosticar
órganos enfermos y sanos, según el sonido que produjeran, y también podríamos,
según el sonido que produjeran, (si ya hubiéramos controlado con antelación los
diferentes sonidos de las diferentes enfermedades de cualquier órgano), pues,
qué enfermedad padecerían ciertas personas, y, como estaríamos haciéndole un
diagnóstico energético, podríamos tratar a esas personas hasta de forma
preventiva, ya que, sabríamos de antemano, que el paciente está produciendo un
sonido, que va a afectarle de forma negativa en un órgano determinado de su
cuerpo físico, en el futuro.
Conociendo el sonido
que desprende una enfermedad determinada, podríamos, con terapias alternativas
(vibracionales), como la musicoterapia, tratar a esa persona a nivel energético,
o sea, de forma preventiva. Además, podríamos tratar el cuerpo físico con
medicinas para que no se desarrollaran esas enfermedades a posteriori.
Con estos
descubrimientos, se abre un mundo de posibilidades ante nuestros ojos, que la
ciencia no ha estudiado (que yo sepa), y, de seguro, porque no le interesa
reconocer que el ser humano es mucho más que un cuerpo físico, que es un
conglomerado de energías, (como siempre han dicho los sanadores), nunca lo estudiará, por no darnos la razón.
¿Qué sonido o ruido
produce un dolor de cabeza, un derrame cerebral, un infarto cardiaco, una
embolia, un ictus, una trombosis? Sabemos que nada sucede de repente, sino que,
la enfermedad es un desarrollo de bloqueos y desequilibrios energéticos
crónicos. Sabemos, también, que un desequilibrio energético se manifiesta como
enfermedad física después de muchos años, por lo que, nunca, se había podido
decir, mejor, más alto, y con tanta seguridad, hasta ahora, aquello de que "la
medicina preventiva es la mejor medicina".
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