miércoles, 6 de marzo de 2019

Honrarás a tu Padre y a tu Madre. Cuarto Mandamiento de la Ley de Dios. Relación entre el Ser Humano y el Ser Humano (Primera Parte)

La Relación más Profunda de un Hombre es con sus Padres

HONRARÁS A TU PADRE Y A TU MADRE:

Con este mandamiento comienza la relación propia con los demás. Está claro que la primera, más profunda y duradera relación que tiene un ser humano es con sus padres. Estamos hablando de una relación de por vida. Además de una relación supuestamente cargada de amor.

A través de nuestros padres llegamos al mundo, somos mantenidos, cuidados y educados.
Sabemos que el hijo mantiene sus chakras conectados al de sus padres de por vida, aunque los vaya separando poco a poco en periodos de siete años por cada centro energético hasta que el niño se convierte en adulto con personalidad propia.

Por lo tanto, honrar a sus padres es honrarse a sí mismo, es honrar a la vida, honrar a Dios, nuestro gran Padre celestial.

Los padres solo desean (supuestamente también), lo mejor para sus hijos, aunque muchas veces cometan errores. Los errores de los padres realmente no tienen excusas ya que, educando a sus hijos como Dios manda, pues, entonces, no se equivocarían nunca.

Honrarás a tus Hijos y a tus Hijas

Muchas veces, lo que los padres creen amor, o sea, lo mejor para sus hijos, está basado en enseñanzas erróneas (y no en el amor), como las siguientes: "para que llegues a ser alguien en la vida", "lo más importante es un buen trabajito y el dinero", "si no tienes nada, nadie te querrá", "tu ten cuidado en la calle cuando salgas", y un larguísimo etcétera.

Sobre protección, preocupaciones, miedos, inseguridades y hasta celos y envidias de padres a sus hijos, por no hablar de maltratos, abusos sexuales, y demás, se encuentran al orden del día, lo que prueba claramente que los padres no viven según la Ley de Dios.

No es de extrañar que los jóvenes abandonen a sus padres tan pronto como pueden y son capaces de mantenerse por sí mismos. No honran a sus padres porque sus padres tampoco los honraron, pero tampoco es excusa.

Me pueden decir que los hijos no hacen lo que se les enseña sino lo que ven o lo que quieren, pero no es así. Los hijos son educados no con palabras ni acciones sino con energías. Si el padre o la madre desea sexualmente a sus hijos, aunque le inculque lo contrario, pues, esas energías marcarán al infante de por vida.

continuará ...



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Gran Era del Amor